Karina Tamez

Acerca

Karina Tamez

He de confesar que no fui como esos niños prodigio que empezó a dibujar como Miguel Ángel a los 3 años, tampoco fui la niña de los plumones, y no estuve en clases de pintura sino hasta que cumplí mis 17 años. Ya estaba en la carrera de arquitectura y aunque hoy ya no me acuerdo ni de cómo trazar una línea en autocad (y claro que me ha llegado a frustrar la idea de haber dedicado 5 años de mi vida a algo en lo que ahora no ejerzo), también hoy le debo todas las gracias a la arquitectura por haber sembrado dentro de mí la semilla del orden y la belleza, que conforme fue creciendo, me fue llevando hasta el arte y la pintura. Entonces así de sencillo, sin la arquitectura, no habría llegado a la pintura.

Nunca tuve el promedio para irme a estudiar a Europa, pero sí el valor para irme a vivir a la gran Ciudad de México para estudiar pintura y dibujo en donde estudiaron los grandes, en la Antigua Academia de San Carlos. Todavía me acuerdo de ese semestre y se me hace muy surreal. Viví a lado de la alameda. Me iba caminando cada martes y jueves en una línea recta que pasaba por el Palacio de Bellas Artes, cruzaba el Zócalo, luego por un lado del Palacio Nacional, hasta llegar a mi escuela. Todas las clases eran en salones con doble o triple altura, hacíamos nuestros propios lienzos y siempre tuvimos un modelo en vivo. Pinté y dibujé más cuerpos de los que soy capaz de recordar. Y aunque siempre digo que dar clases es mi mejor escuela, aquí fue, sin duda, en donde más aprendí. Regresé a Monterrey en el 2017 abriendo mi primer grupo de pintura con 6 alumnos (amigos y familiares, claro) en un cuarto en la parte de abajo de la casa de mis papás.

Dos años después renté un local, estuve ahí otros 2 años y cuando me casé empecé a dar clases en mi propia casa hasta que llegó la pandemia. Que aunque ya conocemos todo lo malo que trajo consigo, también nos orilló a salir de nuestra zona de confort. En mi caso fue mover mis clases presenciales a clases en línea. Ahí surgieron los “famosos” (para mí y mis amigos) cursos en línea, que hasta ahora (ya 4 años después) han evolucionado, persistido y tenido cada vez más alcance e interés.

Gracias a los cursos en línea he podido llegar desde gente de Monterrey que no puede estar en mis clases presenciales, hasta gente en Rusia, Perú, Canadá, Londres, España, Venezuela y Alaska. Tan solo escribirlo me vuela la cabeza. Por eso en un inicio decía que esto es sólo el comienzo, y es justo la razón por la cuál decidí abrir esta página, para que tanto mis clases como mis obras sean más accesibles para todos.

Doy gracias a Dios porque ni en mis mejores sueños imaginé esta vida y esta profesión, pero como siempre, sus caminos son mejores que nuestros caminos y sus planes mejores que los nuestros. Por eso me dejo llevar de su mano. Gracias a ti también porque aunque suene trillado “gracias a ti es que todo esto es posible” y es que sí, “El arte es completado por el espectador”. Entonces, gracias, gracias, gracias.

Karina Tamez

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He de confesar que no fui como esos niños prodigio que empezó a dibujar como Miguel Ángel a los 3 años, tampoco fui la niña de los plumones, y no estuve en clases de pintura sino hasta que cumplí mis 17 años. Ya estaba en la carrera de arquitectura y aunque hoy ya no me acuerdo ni de cómo trazar una línea en autocad (y claro que me ha llegado a frustrar la idea de haber dedicado 5 años de mi vida a algo en lo que ahora no ejerzo), también hoy le debo todas las gracias a la arquitectura por haber sembrado dentro de mí la semilla del orden y la belleza, que conforme fue creciendo, me fue llevando hasta el arte y la pintura. Entonces así de sencillo, sin la arquitectura, no habría llegado a la pintura.

He de confesar que no fui como esos niños prodigio que empezó a dibujar como Miguel Ángel a los 3 años, tampoco fui la niña de los plumones, y no estuve en clases de pintura sino hasta que cumplí mis 17 años. Ya estaba en la carrera de arquitectura y aunque hoy ya no me acuerdo ni de cómo trazar una línea en autocad (y claro que me ha llegado a frustrar la idea de haber dedicado 5 años de mi vida a algo en lo que ahora no ejerzo), también hoy le debo todas las gracias a la arquitectura por haber sembrado dentro de mí la semilla del orden y la belleza, que conforme fue creciendo, me fue llevando hasta el arte y la pintura. Entonces así de sencillo, sin la arquitectura, no habría llegado a la pintura.

Nunca tuve el promedio para irme a estudiar a Europa, pero sí el valor para irme a vivir a la gran Ciudad de México para estudiar pintura y dibujo en donde estudiaron los grandes, en la Antigua Academia de San Carlos. Todavía me acuerdo de ese semestre y se me hace muy surreal. Viví a lado de la alameda. Me iba caminando cada martes y jueves en una línea recta que pasaba por el Palacio de Bellas Artes, cruzaba el Zócalo, luego por un lado del Palacio Nacional, hasta llegar a mi escuela. Todas las clases eran en salones con doble o triple altura, hacíamos nuestros propios lienzos y siempre tuvimos un modelo en vivo. Pinté y dibujé más cuerpos de los que soy capaz de recordar. Y aunque siempre digo que dar clases es mi mejor escuela, aquí fue, sin duda, en donde más aprendí. Regresé a Monterrey en el 2017 abriendo mi primer grupo de pintura con 6 alumnos (amigos y familiares, claro) en un cuarto en la parte de abajo de la casa de mis papás.

Dos años después renté un local, estuve ahí otros 2 años y cuando me casé empecé a dar clases en mi propia casa hasta que llegó la pandemia. Que aunque ya conocemos todo lo malo que trajo consigo, también nos orilló a salir de nuestra zona de confort. En mi caso fue mover mis clases presenciales a clases en línea. Ahí surgieron los “famosos” (para mí y mis amigos) cursos en línea, que hasta ahora (ya 4 años después) han evolucionado, persistido y tenido cada vez más alcance e interés.

Gracias a los cursos en línea he podido llegar desde gente de Monterrey que no puede estar en mis clases presenciales, hasta gente en Rusia, Perú, Canadá, Londres, España, Venezuela y Alaska. Tan solo escribirlo me vuela la cabeza. Por eso en un inicio decía que esto es sólo el comienzo, y es justo la razón por la cuál decidí abrir esta página, para que tanto mis clases como mis obras sean más accesibles para todos.

Doy gracias a Dios porque ni en mis mejores sueños imaginé esta vida y esta profesión, pero como siempre, sus caminos son mejores que nuestros caminos y sus planes mejores que los nuestros. Por eso me dejo llevar de su mano. Gracias a ti también porque aunque suene trillado “gracias a ti es que todo esto es posible” y es que sí, “El arte es completado por el espectador”. Entonces, gracias, gracias, gracias.

Karina Tamez

“When people look at my pictures I want them to feel the way they do when they want to read a line of a poem twice”
Robert Frank
“Painting is self-discovery, every good artist paint what he is”
Jackson Pollock
“Art won’t let you down”
Damien Hirst
“Color is the place where our brain meets the universe”
Paul Cézanne
“Ultimately, art is trying to see things that other people don’t see”
Trevor Paglen
“My work is completed by the viewer"
Bridget Riley
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